Habitualmente hablamos en este blog de las infinitas posibilidades de las que disponemos para personalizar nuestra casa: combinaciones, juegos de textiles, líneas de decoración, plantas, geometrías, infinitas posibilidades para nuestros suelos de madera o suelo vinílico… Pero, ¿qué pasa con el despacho? A menudo olvidamos que nuestro espacio de trabajo es tan importante que, de hecho, pasamos buena parte del día en él. Por esta razón, resulta si cabe más importante tomar las medidas oportunas para que ese lugar sea cómodo y atractivo para nuestro día a día.
Aunque cada despacho es un mundo en cuanto a estilo y distribución, hay un factor que es común a todos: se trata, por lo general, de un espacio sometido a un desgaste continuo, por lo que deberemos optar siempre por pavimentos resistentes y duros. Maderas naturales de gran dureza como el roble pueden ser una excelente opción para nuestro suelo de parquet. Con las tarimas macizas o multicapa (en caso de que queramos una opción más barata) nunca nos equivocaremos. A partir de ahí, deberemos decidir si apostamos tonalidades de parquet más claras o por tonos más oscuros. Las primeras nos ayudarán a crear sensación de amplitud, siempre acompañadas de una decoración que apueste por la sencillez o incluso el minimalismo. Los pavimentos oscuros, en cambio, nos permiten buscar una mayor elegancia, tradición y despliegue de geometrías que impriman un aspecto más serio. Se trata de una regla de oro: el parquet que instalemos debe ser la base del aspecto de nuestra oficina y de la impresión que queremos dar.
Lo que nos lleva a otra cuestión fundamental: la cualidad principal de nuestro espacio de trabajo debe ser la armonía, ya que en él pasaremos muchas horas y por lo tanto será primordial estar a gusto. Si tenemos nuestra oficina en casa, entonces es básico plantearnos si queremos decantarnos por que nuestro suelo de parquet tenga continuidad con respecto al resto de la casa o, si por el contrario, queremos diferenciar tanto el pavimento como la decoración del resto de nuestro hogar. Esa diferenciación debe darse de manera coherente, es decir, en una habitación distinta de manera que no se produzcan rupturas estéticas demasiado marcadas. Aquí algunas ideas: apostar por los estilos nórdicos/escandinavos o cuidar el hygge suele ser garantía de éxito para que el parquet de nuestro espacio de trabajo esté plenamente integrado en la casa.
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