Poco a poco, las temperaturas bajan y las ganas de quedarse resguardado en casa aumentan. Aún quedan algunas semanas para el invierno, pero no está de más preparar nuestro hogar para cuando el frío vuelva a entrar en nuestras vidas. Una de las piezas fundamentales que más ayudan a hacer nuestras estancias más acogedoras es la alfombra. Las alfombras aportan confort y comodidad cuando caminamos sobre el suelo y pueden añadir un punto estético a la decoración que hemos elegido. Si tienes instalado parquet, tarima flotante o cualquier otro suelo de madera, es también un factor a tener en cuenta. La combinación de colores y la armonía con el resto del mobiliario es algo que no debes olvidar en tu elección. A continuación, te ayudamos con algunos pequeños consejos que pueden servirte de guía.

Lo primero es plantearte el número y el tamaño de las alfombras. Imagínate un gran salón con espacios diferenciados, mucho espacio e impregnado de un estilo minimalista. En ese caso es posible plantearte poner varias alfombras de tamaños variables que le pongan la puntilla al conjunto. Ahora imagina un salón estilo rústico, con chimenea y mucha madera. Seguro que te apetece integrar una gran alfombra que se adapte perfectamente a esa calidez que transmite la estancia. Por eso, lo primero que debes preguntarte es qué características reúne la habitación escogida y qué tipo de ambientación quieres conseguir.

Dicho esto, aquí una regla de oro: el acabado limpio de un suelo de parquet combina muy bien con alfombras de pelo largo (piel de cabra puede ser una opción), con texturas gruesas que recojan los pies cuando las pisamos. En cuanto a colores, una vez más tendríamos que fijarnos en el tipo de estancia que aspiramos a tener. En cualquier caso, si queremos ir a una apuesta segura, los colores de la naturaleza suelen serlo cuando hablamos de combinar con tu suelo de madera, sobre todo si disponemos de un parquet de tonos claros. Si por el contrario tenemos un parquet de tonos oscuros, entonces una alfombra clara o incluso de color blanco puede ser la mejor elección.

Por último, está la cuestión de la forma de la alfombra, no menos importante. Por norma general, las alfombras circulares van a funcionar mejor en espacios más reducidos en los que la forma pueda destacar y ayudar a crear la impresión deseada. En cuanto a las grandes alfombras, los tamaños de los que más partido podremos sacar son los ovalados y rectangulares. En cualquiera de los casos, siempre es recomendable que la alfombra esté a la vista y no poner sobre ella objetos que impidan su visibilidad, ya que de esta manera conseguiremos maximizar el efecto que buscamos.