El suelo laminado: una apuesta segura

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Cuando instalamos pavimentos de madera en nuestro hogar o negocio, la duda que siempre surge es: ¿qué tipo de suelo debería instalar? Si habéis seguido nuestro blog (y si no es así, os invitamos a hacerlo), sabréis que tenemos experiencia en la instalación de todo tipo de suelos: parquets, parquets flotantes, suelo vinílico, tarima exterior, […]

Suelo laminado

Cuando instalamos pavimentos de madera en nuestro hogar o negocio, la duda que siempre surge es: ¿qué tipo de suelo debería instalar? Si habéis seguido nuestro blog (y si no es así, os invitamos a hacerlo), sabréis que tenemos experiencia en la instalación de todo tipo de suelos: parquets, parquets flotantes, suelo vinílico, tarima exterior, etc… Hoy, en concreto, hemos decidido hacerle un pequeño hueco a otra de nuestras especialidades: el suelo laminado. En las siguientes líneas descubriremos qué es exactamente un suelo laminado, qué características tiene, qué tipo de instalación conlleva y, por supuesto, cuáles son sus ventajas frente a otros tipos de suelos de madera.

Empecemos por lo básico. Cuando hablamos de suelos laminados estamos hablando de un tipo de suelo que se compone de varias capas, de las cuales la última suele estar hecha de compuestos sintéticos, generalmente formada por resinas de melamina a alta presión. Esta capa lleva impresio un dibujo que imita a la madera (o a otros materiales), de manera que permite conseguir una imitación prácticamente perfecta de los suelos de madera sin tener que asumir los costes más elevados de aquellos.

Por lo tanto, hablamos de una opción más económica y, además, fácil de instalar: a diferencia de otros suelos, para la instalación del suelo laminado no es necesario retirar el pavimento anterior, por lo que ahorraremos tiempo y esfuerzo en esa fase. Además, el suelo laminado no necesita ser acuchillado ni barnizado, e incorpora un sistema de sellado que lo hace impermeable a los líquidos y una capa superior de resina que facilita su limpieza.

También son muy resistentes y duraderos en el tiempo. Están hechos para resistir al desgaste y al impacto, y a ello podemos sumar otras prestaciones interesantes si elegimos el antirayado (para evitar rayas resultantes del arrastre de muebles, por ejemplo), antibacteriano (para mantener una superfície sana y libre de bacterias), antideslizante (especialmente recomendado si vamos a instalar el suelo laminado en el baño) o antiestático (que permite ahorrar las molestas descargas de electricidad estática).

Por último, y más alá de las prestaciones, se trata de un tipo de suelo con un enorme abanico estético de posibilidades. Imagina cualquier acabado (poroso, liso, aserrado, etc.) y cualquier color (claro, oscuro, marrones, beiges, etc.): hay un suelo para ti, con esas precisas características. Es probablemente uno de los suelos que mejor se va a adaptar a lo que buscamos para lograr una armonía estética en nuestro hogar, y por lo tanto, una apuesta segura.

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